Las canteras de piedra suelen ser lugares míticos. Allí está reposando la materia virgen que se ha ido formando pacientemente a lo largo de milenios por sedimentación, por enfriamiento de materiales ígneos o por metamorfosis cuando están sometidas a altas presiones y/o temperaturas.
En las localizaciones escogidas para crear las canteras de piedra se va desmontando la tierra hasta descubrir la roca limpia que se preparará por terrazas y bancadas.
Antiguamente, según las medidas necesarias, se trazaban unas rozas a golpe de pico cantero para colocar las cuñas metálicas que, al ser golpeadas, hacían un efecto de empuje para facilitar la extracción de los bloques.
Incluso anteriormente se usaban cuñas de madera que, una vez colocadas en las rozas se mojaban para aumentar el volumen de las mismas, para que hicieran presión sobre la piedra, que llegaba a desprenderse en los bloques perfilados.
Posteriormente existió una larga etapa en la que se empleó la pólvora y la dinamita, practicando barrenos de trecho en trecho con la carga prudente para hacer saltar los bloques lo más limpiamente posible.
En la actualidad se cuenta con medios modernos que permiten la ejecución de taladros profundos para aplicar el corte por cable y/o espadín, permitiendo conseguir bloques de grandes dimensiones.
Era muy común antiguamente que en las mismas canteras de piedra se iban cortando los sillares y otros elementos con destino a las obras y talleres. En este caso es evidente el ahorro de peso a transportar cuando esto era muy trabajoso.
Hoy día, desde las canteras de piedra se transportan estos bloques de grandes dimensiones en camiones a los talleres que los trocean en tableros de poco espesor o bien en otros bloques más pequeños utilizados para otro tipo de trabajos en los que se parte de estos gruesos.
Esencialmente, las canteras de piedra constituyen, como podemos apreciar, ese primer escalón del proceso de la piedra natural que luego pasará a convertirse en multitud de elementos según el trabajo que se le aplique.
Hoy en día, en muchos casos, las canteras de piedra no tienen muy buena fama por el impacto paisajístico que suponen, pero son absolutamente necesarias y además están sujetas a una legislación muy exigente.
Esta legislación impone a las empresas que las gestionan unas exigencias muy costosas a la hora de la apertura de una explotación y a la recuperación medioambiental una vez ha concluido la extracción de material.