Cantero es la persona cuyo oficio es la labra de piedras. Según esta definición existen canteros ya desde la Prehistoria, pues ya en esa época se realizaban trabajos muy rudimentarios de arquitectura megalítica. A partir de ahí, los canteros han ejercido su trabajo en todas las grandes civilizaciones, destacando quizás en las innumerables construcciones de Egipto y en la revolución estética griega, y posteriormente en la arquitectura romana.
Durante el Imperio Romano se consolidó la técnica de la cantería. Así, mediante el empleo de operarios altamente especializados con una estricta formación y la utilización de herramientas muy perfeccionadas, se estuvo en disposición de levantar grandes monumentos.
Gracias a las especiales condiciones de la civilización romana las construcciones públicas se multiplicaron por las ciudades, así como los trabajos de ingeniería e infraestructuras. Villas agrícolas y fincas urbanas fueron edificadas también al albur de este desarrollo económico.
Sin embargo, la caída del Imperio Romano supuso para Occidente un largo período de decadencia en la arquitectura, suponiendo esto como inevitable consecuencia la interrupción de las grandes obras en piedra.
Tan solo algunos estilos arquitectónicos, fruto del esplendor de determinados pueblos, como el arte carolingio o el prerrománico hispano (por citar algunos de los más significativos) siguieron realizando una arquitectura en piedra durante la Alta Edad Media.
En este contexto surge durante el siglo XI un nuevo estilo arquitectónico, el románico, cuyos protagonistas fueron los canteros, como operarios que trabajaban la piedra. Estos pudieron tomar como modelos de construcción las ruinas romanas presentes por doquier. Además, tendría importancia en su formación la herencia de cierta literatura técnica de la Antigüedad.
Estos no eran simples trabajadores, sino personas que llevaban a cabo una excepcional tarea de creación artística. En este sentido, destacan los maestros canteros, que podemos equiparar a los actuales arquitectos.
Durante toda la Edad Media las cuadrillas de canteros se desplazaban continuamente y en esta itinerancia ven algunos investigadores un factor de la unidad de estilos, presente tanto en el románico como en el gótico.
El Renacimiento supuso un cambio de mentalidad al exaltar la tarea intelectual de diseño y creación del arquitecto, relegando a un segundo plano la obra manual de los canteros. A partir de entonces se produjo una paulatina pérdida de prestigio, influyendo también en gran medida el final de la edificación de las grandes catedrales góticas y la disminución del ritmo de construcción de castillos.