Los capiteles de piedra son los elementos superiores en una columna y descansan sobre el fuste. En ellos apoyan los arcos, dinteles, vigas… Esta es la historia de algunos de ellos…
Desde el siglo XV la sede de la Universidad de Valencia se encuentra ubicada en este fantástico edificio de arquitectura neoclásica que se construyó en la calle la Nau. En aquella época, las obras estuvieron dirigidas por Pere Comte.
Sus formas actuales son el resultado de las intervenciones que se han ido produciendo en los últimos cinco siglos, y como elementos de especial mención hay que destacar el claustro y las fachadas.
Efectivamente, el claustro, dominado por líneas clásicas, se construyó en los siglos XIX y XX. Las series de columnas son de orden toscano en la planta baja y jónicas en la primera planta.
El edificio, tras multitud de reformas, comenzó una nueva época en 1999, con unos importantes trabajos de restauración, coincidiendo con sus 500 años de vida.
Como parte de unas segundas obras de restauración, en 2010 se estuvo trabajando en los capiteles de piedra de estilo toscano del claustro en su nivel inferior. Se llevaron a cabo trabajos de restauración de algunos que estabas agrietados, mejorándolos con cosidos y recuperación de volúmenes. Dos de ellos tuvieron que ser sustituidos por otros idénticos que hubo que tallar.
Y la elaboración de dichos capiteles de piedra fue uno de los trabajos que aquel año se realizaron en el taller de Torregris. Después de seleccionar un tipo de piedra adecuado por la similitud con los originales en cuanto a tono y textura se llevaron al taller los bloques necesarios para el trabajo.
A partir de los planos con formas y medidas de los capiteles existentes se elaboró una primera pieza completa. Se comprobó que la similitud con aquellos era absoluta y se pasó a la siguiente fase para solventar las necesidades del proyecto, que contaba con otros factores reales en obra.
La cuestión fue que varios de los capiteles que tenían que ser sustituidos debían albergar en su interior unos cilindros hidráulicos de baja altura para ejercer cierto movimiento de alzada con el fin de estabilizar la zona superior.
Esto supuso que para colocar los nuevos capiteles, que debía de ser, evidentemente, después de instalar los cilindros hidráulicos, tenían que ser elaborados en dos piezas para encajarlas en la obra y además había que cortar el hueco interior que albergase a los cilindros hidráulicos. También se tuvo que hacer un rebaje superior para la placa de reparto de cargas.
En fin, todo un trabajo singular con excelente resultado…