La decoración en piedra está muy reconocida hoy en día y así ha sido durante mucho tiempo, independientemente de épocas y lugares.
Haciendo un poco de historia: se han definido las artes decorativas como artes o artesanías que guardan relación con el diseño y fabricación de objetos bonitos que además son funcionales.
Siempre ha existido una importante distinción entre artes decorativas y bellas artes, sobre todo después del Renacimiento en Occidente. Esta distinción no ha sido tan significativa en otras culturas y períodos.
En todo caso, ese estatus inferior que se daba a las obras de arte decorativo en contraste con las bellas artes se fue reduciendo cuando surgió el movimiento de Artes y oficios. Este movimiento estético nació en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX y supuso el comienzo de una mayor apreciación de las artes decorativas en toda Europa. Se comenzó a defender entonces la idea de que no había diferencias significativas entre las bellas artes y las decorativas. Muchos intelectuales y artistas ayudaron a difundir las ideas de este movimiento.
Todo esto dio lugar a que a principios del siglo XX las artes decorativas se fuesen valorando en mayor medida por la sociedad y esto se vio incluso reflejado por cambios en las leyes. Hasta la promulgación de la Ley de derecho de autor de 1911, solo las obras de arte habían sido protegidas contra copias no autorizadas. La Ley de 1911 amplió la definición de “obra artística” para incluir obras de “artesanía artística”.
Lo que nos lleva a concluir que la decoración ha ido teniendo un mayor reconocimiento con el paso del tiempo.
En nuestro caso, y dentro del mundo de la decoración en piedra últimamente hemos elaborado algunas piezas que podemos considerar puramente ornamentales, sin ningún significado ni funcionalidad implícitos.
Como ejemplos tenemos dos piezas elaboradas en mármol marrón emperador, con forma circular, con formas curvas pulidas sobre una cara de fondo abujardado.
También, combinando materiales diferentes elaboramos una pieza de forma elíptica, en mármol de Carrara, con formas pulidas curvas sobre un fondo abujardado en una cara y con una piedra central de cuarzo azul.