La escultura en piedra ha permitido, como las otras artes, expresar pensamientos, sentimientos e intuiciones, que, por ser humanos, devienen universales.
Esta cita de un gran escultor nos introduce en este mundo apasionante de la escultura en piedra. Esa piedra que puede ser granito, arenisca, calizas, pero sobre todo el mármol, material con el que se han alcanzado las mayores cotas en este noble arte.
“Es tallando la piedra que se descubre el espíritu de la materia. La mano piensa y sigue el pensamiento de la materia”
Por lo que a nosotros nos toca, lo que al cliente supone un resultado, es un proceso, que en realidad comienza a partir de una piedra en bruto extraída en la cantera.
Así pues, seguimos algunos pasos:
Las herramientas de desbaste y medición son las primeras que utilizamos en el taller a la hora de emprender el trabajo de una escultura en piedra.
Lo cierto es que actualmente, usados en casi todos los talleres, existen multitud de medios tecnológicos para el desbaste, mediante discos, hilos diamantados y fresas.
Posteriormente usaremos las herramientas de labra para, finalmente, emplear los útiles para acabados, siendo estos diferentes según sea el aspecto final de la superficie que se quiere dar a la escultura (más rugoso o más fino o pulido).
Para el acabado también existen actualmente otros métodos como el arenado, granallado, chorro de agua, flameado…
El diseño siempre determina la calidad de una escultura, y teniendo en cuenta las pertinentes consideraciones estéticas, la forma viene muchas veces impuesta por el cliente o, en otra gran mayoría, somos inspirados por la propia naturaleza.
La escultura en piedra puede ser de muchos tipos teniendo en cuenta su forma: abstractas (formas libres) o realistas. Y entre estas últimas, sin duda las de mayor mérito son las figurativas (basadas en la figura humana).
Independientemente de su forma, al final, lo que tiene que generar en el espectador es una cierta inquietud.
Al final, el proceso creativo es similar: partiendo de un boceto se plasma la idea primero en un dibujo, que luego podemos pasar a un boceto en volumen, como una maqueta.
La maqueta es lo que más nos facilita el trabajo posterior, pero para la talla directa, con el boceto es suficiente.
La maqueta puede estar realizada en materiales fáciles de trabajar, como la arcilla, plastilina, poliexpán…
Básicamente, los métodos de escultura en piedra son dos: la talla directa y la copia, a partir de la maqueta, por puntos o con métodos más modernos con escaneos y posterior reproducción con máquinas de control numérico.