MATERIAL NATURAL
En estos tiempos en que se reconoce ampliamente la importancia que tiene el control de los residuos que generamos, la piedra puede ser un ejemplo de buenas prácticas en general.
La conocida fórmula a aplicar (para la mejora en este asunto) de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar, es algo que en el mundo de la piedra se viene practicando desde siempre.
Para empezar, la piedra es un material natural que no sufre ningún tipo de transformación como materia para su utilización.
Lo único que se hace en las canteras es su extracción mediante corte de bloques, que, una vez transportado a las fábricas se cortan, se les da la forma que demande su destino y se les aplica el acabado superficial que requieran.
Se trata, por tanto, de una materia prima que se aprovecha tal cual nos la ofrece la naturaleza. No hay empleo de procesos físicos o químicos que la transformen como material.
Teniendo en cuenta esto, lo verdaderamente efectivo para el cuidado del medio ambiente no sería reducir el consumo de piedra natural, sino aumentarlo a costa de reducir en mayor cantidad la utilización de materiales artificiales.
Estos materiales artificiales (sustitutos de la piedra natural en muchos elementos), tales como compactos, porcelánicos, hormigones a base de triturados, etc, sí que requieren de grandes consumos de energía y materias contaminantes para su creación como material.
Como material natural reutilizable, la piedra es un ejemplo, que, a lo largo de los siglos ha formado parte de esta práctica, usándose una y otra vez en todo tipo de obras.
En este sentido podemos encontrar ejemplos en multitud de construcciones tanto públicas como privadas en las que se han utilizado piedras que provenían de otras más antiguas. Y esto ha sucedido una y otra vez…
También se recicla la piedra en muchas ocasiones, volviéndose a cortar, dándole otra forma, por machaqueo, trituración, para así poder cumplir otra función como material.