Las piedras antiguas reaprovechadas como ha sucedido en innumerables ocasiones se materializa en esta ocasión queriéndolas convertir en lavabos de baño.
Esto se llevó a cabo por el año 2017, cuando un cliente profesional nos proporcionó una serie de piedras antiguas, talladas inicialmente para escalones.
Estos escalones tenían una cara superior abujardada que, aunque con un desgaste considerable, dejaba constancia de que habían sido trabajadas hacía muchos años, con ese abujardado con las marcas alineadas.
Se trataba pues de, con las rectificaciones necesarias, tallar en estas piezas unos lavabos perfectamente utilizables y con una estética atractiva.
Estos lavabos debían tener el vaso propiamente dicho, con su orificio de desagüe, y unas superficies laterales a modo de escurridor, para jabones u otros elementos.
Finalmente se hicieron 6 unidades, 3 de ellas con doble escurridor, con el hueco centrado en la piedra, 2 con el escurridor a la derecha y una con el escurridor a la izquierda.
Algunas se tuvieron que cortar en la medida de longitud que interesaba y alguna también en anchura. Una en concreto, al cortar la cara delantera hubo que apiconarla para darle este toque rústico.
Además, a todas ellas había que rebajarlas en la cara inferior, porque era necesaria una superficie plana que permitiese apoyar bien en las sujeciones metálicas y que permitiese también asentar herméticamente la pieza inferior de la válvula de desagüe.
En todas las piezas era también necesario hacer un rebaje en la cara trasera, de 8 cm de profundidad, que dejase una arista superior perfectamente recta, para apoyar ya en el montaje, un vidrio vertical.
Desconocemos el lugar de origen de las piedras antiguas proporcionadas, pero se trataba de piedra caliza muy compacta y nada porosa.
Todas las superficies interiores, tanto de hueco de lavabo como de los escurridores recibieron un acabado apomazado, que proporcionaba un tacto suave y mostraba perfectamente el tono real de la piedra.