Un letrero en piedra puede ser tallado creando una palabra o palabras de cualquier tamaño para comunicar o representar a algo o alguien. Las letras pueden quedar inscritas en la piedra (con profundidad) o pueden tener relieve (bajo o alto), e incluso ser exentas (totalmente recortadas).
Y en este tipo de trabajos puede pasar que a veces tiene mayor importancia el significado del letrero que la propia elaboración en si.
Esta vez, allá por el año 2009, fue efectivamente así. Recuerdo que supuso una enorme satisfacción poder elaborar esta palabra en piedra, apellido de un gran amigo, que debía colocarse a la entrada de una nave industrial en un polígono de Cuenca capital.
No hubo encargo, no hubo presupuesto, solo un deseo intenso de ver la cara de gratitud del amigo al ver lo que le entregué, por otra parte, absolutamente merecido.
La pieza era un letrero en piedra de Calatorao, caliza compacta de color grisáceo al corte de sierra y mucho más oscura cuando se pule, de 100 x 40 cm y 10 cm de espesor. Las letras quedaron totalmente recortadas excepto en la zona inferior donde quedaban asentadas sobre una base continua que le daba rigidez al conjunto.
Las dimensiones del letrero en piedra vinieron dadas por los gruesos de los que disponíamos en el taller y por la circunstancia de que después tenía que poder ser manejada manualmente.
Una vez acabadas de perfilar las letras, procedimos a lijar ligeramente la superficie y le aplicamos un poco de ácido para resaltar el color natural y dejar una textura rugosa.
Después de tanto tiempo, desconozco el destino final de este letrero en piedra, pues desafortunadamente fue la última vez que vi al amigo. Por suerte conservo algunas imágenes y el recuerdo vivo de aquella época.