El montaje de arcos de piedra requiere de ciertos conocimientos y experiencia para llevar a cabo la operación con seguridad y resultado satisfactorio.
La primera operación a realizar en el taller, una vez se han tallado las dovelas, es montarlo provisionalmente para comprobar y corregir los defectos, si existen.
Tras su verificación, si es necesario se numeran las dovelas según el orden de montaje, de tal forma que lleguen a la obra listas para ser colocadas.
Un elemento muy importante son las cimbras. Se trata de armazones provisionales de mayor o menor complejidad, que se utilizan para guiar la colocación de las dovelas en el montaje de arcos y mantenerlos en posición, hasta que el conjunto haya alcanzado la consistencia suficiente para mantenerse por si mismo.
Toda buena cimbra deberá presentar en su trasdós, exactamente el perfil del intradós del arco. Estará construida de tal manera que resulte indeformable y se montará sobre dispositivos de apoyo que permitan su descimbramiento gradual y controlado en todo momento.
En general, las cimbras de madera han sido las de uso más corriente en el montaje de arcos, por su facilidad de ejecución y abundancia de este material en las obras.
Dependiendo de la carga y luz del arco, la cimbra se construirá de un modo sencillo y tosco.
Para el propio montaje de arcos, y dependiendo del peso de las dovelas, a mano o con medios mecánicos de elevación y transporte se llevan al lugar de montaje y se depositan sobre arena o maderas para no dañar las aristas en su manipulación.
La elevación de las piedras y su colocación es un trabajo muy duro y para ello, si el peso de estas excede de 40 Kg nos ayudaremos de un polipasto de cadena, elemento con el que manejamos grandes pesos con poco esfuerzo.
En esta operación, para sujetar las dovelas se pueden utilizar diferentes medios: gatos, eslingas, pinzas, tacos expansivos… o cualquier forma que proporcione seguridad y nos permita soltarla fácilmente.
El montaje de arcos puede llevarse a cabo sin material alguno en las juntas (a hueso), para lo cual las superficies de contacto tienen que ser perfectas. Pero lo normal es que las juntas estén formadas por un mortero de cal.
Si las juntas son muy anchas se colocan cuñas entre las dovelas que se retirarán al endurecer el material. Y si las juntas son de pocos milímetros no es necesario el uso de cuñas.
El descimbrado es una operación complementaria, pero importante, que debe ejecutarse suavemente, sin golpes fuertes ni vibraciones.
La cimbra debe separarse del arco por descendimiento gradual y nunca lateralmente, para no correr el riesgo de mover alguna pieza.