La piedra en jardines es un elemento que, por su origen totalmente natural, puede formar, junto con la masa vegetal, un tándem especialmente atrayente para cualquier persona que guste de la naturaleza.
Desde la Antigüedad se ha venido utilizando la piedra en jardines de toda índole, desde los más sencillos a los más elaborados y recargados.
No es de extrañar, pues, que en la construcción de los jardines se contase con canteros o tallistas de piedra para llevar a cabo los trabajos de elaboración de piezas que iban a formar parte del recinto ajardinado.
Se incluían arcos, columnas, estatuas, pedestales, fuentes, estanques, caminos de piedra, bancos, templetes, puentes, relojes de sol… y cualquier otro elemento que, según el gusto del propietario, proporcionase su parte de estética y funcionalidad.
Actualmente, la piedra natural sigue siendo una baza importante a la hora de acometer obras de ajardinamiento, puesto que proporciona por si misma esas cualidades de naturalidad, permanencia, conexión con la tierra…
Existen muchos estilos diferentes de jardines, pero la piedra natural siempre está presente, en unas formas u otras, más trabajada o menos.
Además, también dependiendo de este estilo de jardín, la piedra puede tener unos acabados superficiales u otros, que le imprimen un carácter más moderno o más antiguo, más rústico o más elegante. La paleta es enorme…
También ayuda a esta gran variedad el hecho de que existan tantos tipos de piedra diferentes, con todo tipo de tonalidades, con más o menos huecos, con texturas de grano más o menos finos.
Al tratarse de un material natural y, en este caso, utilizarse en exterior, el tiempo va dejando una pátina que acentúa su naturalidad. Este envejecimiento de la piedra hace que su integración con las plantas sea mayor.
Los jardines actuales acentúan su belleza con elementos como rocallas de piedras irregulares, losas también irregulares que forman caminos, senderos y otras superficies.
Estos caminos también pueden formarse con baldosas cuadradas o rectangulares, con superficies de acabados rugosos para evitar resbalarse.
Y la piedra en piezas pequeñas forma preciosos mosaicos de canto rodado (de diferentes colores), gravillas de todo tipo y grano.
También en cualquier tamaño y forma se construyen muros de mampostería más o menos elaborados, según la cara vista y el tamaño de las juntas.
En fin, es indudable que cualquier jardín queda sustancialmente mejorado con la piedra natural, acompañando y dando más color y relieve al conjunto.