A menudo recibo en el taller muchos clientes que quieren un producto de piedra natural. Seguidamente me preguntan si trabajo también el mármol o el granito. Yo siempre intento explicarles que todo es piedra y que ésta tiene diferentes variedades.
Muchas veces creo que son inútiles tales explicaciones porque a lo largo de los años he visto como está muy arraigado entre la gente esta idea de que lo que tiene brillo es mármol o granito y el resto es simplemente piedra.
A modo de orientación me gustaría dar unas pequeñas pinceladas sobre este material, conocido genéricamente como piedra o piedra natural (para diferenciarlo de las imitaciones que han surgido en materiales artificiales).
En primer lugar hay que ser conscientes que desde los albores de la Humanidad, la piedra ha desempeñado un papel esencial en el desarrollo de la vida humana. Es un material con una gran consistencia natural, amplia diversidad y enorme durabilidad.
Utilizando una terminología más técnica, podemos definir la piedra como un agregado natural que se presenta en el planeta en grandes masas, compuesta por uno o más minerales. Según el origen, se pueden dividir en tres grandes grupos:
IGNEAS: Su origen se encuentra en las masas magmáticas que se enfrían al ascender desde el interior de la Tierra. Una de las más conocidas es el granito, también el basalto, la obsidiana, la piedra pómez. Hay otras menos conocidas como la diorita, la pegmatita, la sienita.
SEDIMENTARIAS: Este tipo de rocas se han formado al acumularse sedimentos provenientes de otras anteriores erosionadas, mezclados a veces con materiales de seres vivos. Estos sedimentos se consolidan con el tiempo y forman las calizas, areniscas… (y otras menos conocidas).
METAMÓRFICAS: Estas se forman cuando las anteriores son sometidas durante mucho tiempo a altas presiones y/o temperaturas lo que les provoca cambios internos en sus minerales. Las más conocidas y utilizadas en construcción son el mármol y la pizarra.