PIEDRA Y NATURALEZA
Piedra y naturaleza son dos palabras que van unidas porque representan dos conceptos indisociables en toda nuestra historia.
En algún tiempo, la Tierra era solo piedra (sólida o fundida) hasta que surgió la vida. Desde ese momento se desarrollaron infinidad de seres que poblaron el planeta en todos sus rincones.
Toda esta vida acompañó, cubrió, horadó, se protegió y se alimentó de la piedra, creando un conjunto de ecosistemas muy diverso en los que siempre están presentes estos dos elementos.
Lo que entendemos por naturaleza es todo ese conjunto del que formamos parte como especie, y que nos empeñamos en distorsionar, alterando su funcionamiento en multitud de ocasiones.
La piedra forma parte de la naturaleza y cuando la usamos estamos trasladando ese carácter natural a nuestras construcciones.
Aunque en algunos casos las utilizamos prácticamente como la encontramos en la naturaleza (como en algunas formas de mampostería), en la mayoría de ellos con nuestro trabajo modificamos su forma, dividiéndola y, mediante sustracción de material, creando formas de cualquier tipo.
Con las texturas superficiales que conseguimos en la piedra a veces descubrimos el verdadero encanto de dibujos y colores con el acabado pulido y, en menor medida el apomazado.
Otras veces imitamos en cierta medida roturas naturales o erosión que el paso del tiempo afecta a estas superficies, como en los escafilados o envejecidos con chorro de arena o con cepillos abrasivos.
Aunque en muchas ocasiones nos apartamos de lo natural con acabados superficiales que creamos por conveniencia del trabajo, cambiando tonos, estética, rugosidad o la característica que sea.
En todo caso, cuando hablamos de piedra y naturaleza siempre las englobamos en un concepto más amplio que engloba todo lo material que de forma natural se encuentra en nuestro planeta, compartiendo espacio con nosotros.
Ser conscientes de conservar y aprovechar de forma sostenible este patrimonio es algo que siempre debemos tener presente…