Las piedras decorativas pueden suponer un elemento que proporcione un valor enorme a un ambiente en el que normalmente nos movemos.
Si comenzamos desde el principio, y profundizamos en la palabra decoración, vemos que es un término cuyo origen se encuentra en decoratio (palabra que en latín tiene su significado en la tarea de decorar).
Y decorar es embellecer algo, utilizando adornos y todo tipo de piezas ornamentales.
El interiorismo o decoración de interiores es la actividad (cada vez más profesional) que se encarga de crear un ambiente agradable a la vez que funcional.
Esto lo consiguen analizando el ambiente que desean mejorar y, atendiendo a superficies y dimensiones, hacen las aportaciones idóneas, atendiendo a los deseos del cliente.
En el mundo de la decoración, el empleo de materiales diferentes ha estado influenciado por las tendencias que predominaban en cada época, aunque las piedras decorativas siempre han estado ahí.
En todo caso, hace años ya que el estilo minimalista destaca en muchos lugares por su sencillez. Es cada vez más demandado y el número de elementos decorativos es muy pequeño.
En este estilo aparecen las piedras decorativas en muchos espacios en los que predominan los colores neutros (blanco, negro y gris principalmente).
También ha repuntado últimamente la denominada decoración rústica, donde piedra y madera combinan estupendamente en volúmenes macizos y acabados muchas veces artesanales.
Pero además, siempre con demanda, está la decoración de estilo clásico, donde se encuentran unos colores más cálidos con unos acabados más trabajados en cuanto a pulido de superficies como en formas y relieves.
El cliente puede a veces no ser un experto en arte o en estilos decorativos, pero siempre es un experto en descubrir lo que le gusta y emociona.
Como material noble, sólido, duradero, único, las piedras decorativas nunca dejan indiferente a todo tipo de clientes que quieren mejorar ese espacio que los envuelve durante cada momento del día.